sábado, 28 de enero de 2012

LA IMPORTANCIA ECONOMICA DEL DEPORTE

El deporte se ha convertido en uno de los fenómenos sociales con mayor arraigo, capacidad de movilización y de convocatoria. Paralelamente, ha ido adquiriendo un creciente protagonismo en el desarrollo de la economía de mercado de las sociedades modernas, como consecuencia de los productos accesorios que suministra, los capitales que mueven sus departamentos, las inversiones que reclaman sus instalaciones, los recursos de marketing y publicidad a los que dan lugar sus espectáculos y concentraciones de masas, la intensa presencia en la vida cotidiana de todos los ciudadanos a través de los medios de comunicación o los movimientos de apuestas y todo tipo de juegos de azar que alimenta. Ya no es el que mueve y fomenta el mercado. Antes bien, es este último el que ha asumido la iniciativa de la explotación mundial de aquél (Ruiz Olabuénaga, 2001, pp. 21-22).

Absorbe una parte muy importante de la industria global de ocio, aunque posee, a su vez, diversas características singulares y diferenciadoras (Latiesa Rodríguez y Puertas Cañaveral, 2001, pp. 453-454): se trata de un producto intangible, efímero, experimental y subjetivo (lo fundamental es la experiencia vivida); se elabora y se consume (públicamente, en la mayor parte de las ocasiones) casi simultáneamente, es perecedero y no permite inventarios; es inconsistente e imprevisible (las personas varían su opinión y sus experiencias no son las mismas); cambia vertiginosamente y las necesidades del usuario son plurales e impredecibles, por lo que son difíciles de satisfacer; tiene un atractivo casi universal; y, desde una perspectiva económica, es un producto ambivalente en un doble sentido: como bien de consumo (los participantes y espectadores son sus destinatarios finales) y bien intermedio (los fabricantes lo utilizan para la elaboración de otros productos), por un lado, y como bien público y privado, por otro.

Además, practicar un deporte o asistir a espectáculos deportivos cuesta tiempo (para desplazarse, ejercitarlo) y dinero (afiliación a un club, ropa), aunque, en numerosas ocasiones, las subvenciones públicas o los patrocinios privados constituyen una parte sustanciosa de su financiación.

Con todo, conlleva dos restricciones implícitas: el gasto y el tiempo que requiere. La primera compite con los gastos de consumo de los hogares. La segunda, con otras alternativas de ocio. Su demanda dependerá de la preferencia de los interesados por el deporte; de los precios de los bienes y servicios demandados; del tipo, calidad, tecnología y distribución espacial de los bienes y servicios ofertados; de la información existente sobre las posibilidades de practicarlo; de la cantidad y estructura del tiempo disponible y de las condiciones institucionales generales en las que se toman, coordinan y controlan las decisiones (Heinemann, 1998, pp. 91-92)…

La medición de la incidencia económica del deporte
Evaluar su incidencia económica constituye una labor compleja y una tarea nada fácil, tanto por la falta de rigor y precisión conceptual existente al respecto, como por la abundancia de los flujos reales y financieros reflejados en el apartado anterior. Por ello, resulta necesario precisar, en la medida de lo posible, qué intenta medir, con qué instrumentos cuenta y cómo proceder a la cuantificación de su impacto sobre el desarrollo económico.
En términos generales, la incidencia económica del deporte hace referencia al conjunto de efectos (regulares o excepcionales) (Halba, 1997, p. 67) que, sobre el resto del sistema económico de un área geográfica determinada (local, regional, nacional, internacional), se derivan de un hecho deportivo (actividad, evento,...). Admite tres niveles de análisis: macro (enfoque global), micro y mesoeconómico (enfoque parcial) (Gouguet y Nys, 1993, p.3; Heinemann, 1998, p. 12).

El macroeconómico trata de evaluar la importancia relativa del deporte en el conjunto de la economía. El microeconómico investiga comportamientos (de hogares, empresas, Estado) y decisiones individuales, así como sus posibles interrelaciones. Por último, el mesoeconómico se inspira en la economía industrial y analiza el deporte en términos de cadenas de producción (filière) (Andreff, 1989; Moati, 1990). Considera que el proceso productivo es lineal y no como un conjunto de ramas interdependientes.

Su medición requiere, en función del nivel de análisis o del enfoque seleccionado, identificar correctamente los gastos realizados; la financiación percibida y su procedencia; el valor de la producción de bienes y servicios; la cantidad de factores utilizados en ella; el valor añadido creado; las importaciones y exportaciones efectuadas; los costos y beneficios de un proyecto o de un programa deportivo. En suma, estadísticas capaces de proporcionar datos regulares, sistemáticos, fiables, precisos, comparables en el tiempo y en el espacio (dentro y entre diferentes sistemas económicos) y que, además, puedan ser encuadrados en un marco metodológico reconocido internacionalmente (Otero Moreno et al., 2000, p. 15), basado en el uso de la lógica del análisis económico.
Extraìdo de "El impacto del deporte en la economìa". Rosario Pedroza Sanz, Josè Antonio Salvador Insùa, Valladolid.

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